Las Enfermedades Respiratorias Crónicas; un desafío para la población y los sistemas de salud
La severidad de una enfermedad. puede considerarse desde diferentes puntos de vista. Aparentemente el indicador más confiable sería la mortalidad; es decir cuántos individuos fallecen por esa causa en una población determinada o entre quienes la han padecido. Un ejemplo de ello es el suicidio. Mueren un alto número entre quienes lo intentan, pero en la población general es un número relativamente bajo. Otra manera de apreciarla es medir la proporción de quienes la padecen en la población general o en un grupo determinado. Este es el caso del accidente vascular encefálico que se sitúa entre las primeras causas de muerte, pero de preferencia en población adulta. Un modo importante de medir la severidad es lo que se llama “peso sanitario” El ejemplo típico es COVID . Quienes la padecen saturan los servicios de Urgencia, las camas hospitalarias y las Unidades de Cuidados intensivos a pesar de que fallecen no más del 1% de quienes se hospitalizan . Una manera muy importante de evaluar la severidad de una afección determinada es cuantificar cuanto limitan la “calidad de vida” de quienes
la padecen o la han padecido. Como ejemplo volvemos a considerar al COVID. Un número muy importante de quienes lo han padecido quedan imposibilitados para reiniciar el estilo de vida o trabajo que realizaban antes de padecerlo. Diversos estudios han demostrado que a lo menos 1 de cada 3 pacientes , al mes de haberse infectado con el Coronavirus aún continúan con limitaciones y al año los hace un 10%.
Las principales afecciones respiratorias crónicas, el Asma bronquial y la EPOC ( Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica ) poseen una alta frecuencia poblacional; la primera se observa desde la infancia y es responsable de importantes limitaciones en quienes la padecen. La segunda , antes conocida como Bronquitis crónica y Enfisema pulmonar se evidencia en personas mayores de 40 años y principalmente fumadores o expuestos a contaminantes ambientales laborales.
Mientras el asma posee una importante determinación genética, lo que hace que se encuentren “familias de asmáticos”, la EPOC posee influencia ambiental, por lo tanto EVITABLE La carga sanitaria ( gasto en salud) del tabaquismo e incluso de quienes conviven con fumadores ,se eleva en todo el mundo a muchos millones de dólares, pero además es responsable de un severo deterioro de la calidad de vida de quienes desarrollan EPOC. Muchos de las personas que deben utilizar Oxigeno en forma permanente han sido grandes fumadores y en ese momento ya no sirve el arrepentimiento.
Estudios efectuados en población de EEUU ha demostrado que en los últimos años el gasto en salud asociado a las enfermedades respiratorias crónicas se ha incrementado considerablemente, principalmente por el gasto en medicamentos y utilización de recursos de salud . En el caso del asma bronquial, los mayores gastos se centran en las exacerbaciones o crisis, frecuentemente asociadas a sub diagnóstico, mala adherencia a las indicaciones médicas o terapia insuficiente.
EPOC centra sus gastos en las consecuencias de la persistencia del tabaquismo, terapia insuficiente o complicaciones ya inevitables por el deterioro respiratorio desarrollado a través del tiempo.
Este comentario pretende llamar la atención sobre la necesidad de evitar las severas consecuencias de hábitos extremadamente dañinos, como es el tabaquismo, y la necesidad de no ignorar las consecuencias de la falta de terapia oportuna en este grupo de enfermedades respiratorias crónicas. Los sistemas de salud en Chile proporcionan un apoyo considerable a través del Sistema de Garantías Explícitas de Salud (GES) que asegura oportunidad de acceso a la terapia farmacológica que en nuestro medio es de alto costo. No es sólo el estado responsable de la salud de la población, cada uno de nosotros debe velar por mantenerla intacta y evitar su deterioro acelerado.
Dr Ricardo L Sepúlveda M
Broncoopulmonar
Fundación médica San Cristobal
Febrero 2023